Más del 40% de los pacientes que atiende nuestra Fundación vive en regiones. De ellos, un número importante debe viajar a diario o semanalmente a Santiago para su tratamiento de quimioterapia, radioterapia o control médico, pero no siempre tiene dónde llegar.
Así nace la Casa de Acogida FALP, un lugar donde el paciente, junto a un familiar o acompañante, es recibido después de tener que dejar no sólo su hogar, sino que también hijos, familia e incluso trabajo.