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Cáncer de pulmón: prevenirlo está en sus manos
Alrededor del 85 por ciento de los casos de cáncer pulmonar, que durante el 2018 se convirtió en el de mayor mortalidad en Chile, tiene como causa el tabaquismo.
El cáncer más letal en Chile en la actualidad es el de pulmón: según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, más de 3.500 personas murieron debido a esta enfermedad en nuestro país durante el 2018, periodo en el que además se registró una cantidad similar de nuevos casos. El incremento en la mortalidad, una condición que también afecta al resto del planeta, obedece a una gran razón, de acuerdo con el Dr. Jorge Salguero, jefe del Equipo de Cirugía de Tórax del Instituto Oncológico FALP: el tabaquismo.
“A pesar de la fuerte prevención, la gente sigue fumando. No se ha logrado disminuir en forma importante el hábito, especialmente en las mujeres, que fuman más que los hombres”, dice.
El cáncer pulmonar, que cada año mata a casi 1,8 millones de pacientes en el mundo, se cuenta entre los más agresivos, suele diagnosticarse en etapas ya avanzadas, tiene una tasa de defunciones alta —la sobrevida global a cinco años no supera el 15 por ciento— y, considerando que el principal factor de riesgo es el tabaco, su prevención está en manos de las personas.
Dr. Jorge Salguero, jefe del equipo de cirugía de tórax del Instituto Oncológico FALP.
“Simplemente no hay que fumar o, en el caso que alguien sí lo haga, dejar de fumar o fumar cada vez menos. Para eso existe el apoyo de siquiatras y especialistas broncopulmonares, pero es uno el que tiene que decidir”, agrega, y precisa que alrededor del 85 por ciento de los pacientes diagnosticados con tumores malignos han sido fumadores. El resto, en tanto, desarrolla la enfermedad por causas genéticas o ambientales, entre ellas la exposición al arsénico o al gas radón, o bien porque han sido fumadores pasivos, circunstancia en la que las probabilidades de padecer cáncer de pulmón son entre tres y cuatro veces mayores que las de aquellos que no fuman.
Quienes abandonan el hábito —asociado por lo demás a la aparición de enfisema y otros tipos de cáncer, como el de lengua, esófago, vejiga, páncreas, estómago, riñón y laringe—, al cabo de una década habrán reducido a 30 o 40 por ciento sus riesgos de enfermar de cáncer pulmonar.
Existen diversos síntomas que alertan sobre la presencia de esta patología, según explica el Dr. Salguero: “La tos persistente, la baja de peso, la expectoración con sangre, el antecedente del tabaquismo, el dolor torácico y la disnea o dificultad para respirar. En general, el cáncer pulmonar es asintomático en sus inicios. Los nódulos pequeños se descubren usualmente por otras razones. Por ejemplo, cuando una persona tiene un resfrío pegado, como se dice comúnmente. Pasan quince o veinte días y no se mejora, va a un control, surge algo dudoso, se hace un scanner y ahí aparece un nódulo de cuyas características se puede inferir que corresponde a un cáncer”.
El scanner o TAC ha variado y perfeccionado la detección de cáncer de pulmón en las últimas décadas. “Todos los fumadores pesados, es decir, aquellos que consumen más de diez cigarrillos diarios, deberían someterse a exámenes preventivos en forma rutinaria. Antes, hace 20 o 30 años, se consideraba que la población más susceptible estaba entre los 60 y los 75 años. Se les pedía una citología de esputo (una muestra de expectoración) y una radiografía de tórax. Hoy en día, la edad bajó a 50 o 55 años y el método más eficaz es el TAC de dosis baja o TAC sin contraste, que ha sido fundamental para la detección precoz, porque permite ver nódulos pequeños, de dimensiones menores a 8 milímetros”, detalla el especialista.
También los tratamientos han cambiado y cubren todos los estadios del cáncer de pulmón. “Cuando un paciente tiene un tumor que se encuentra en etapa uno, la indicación es la cirugía, que ha resultado ser eficiente no sólo en las fases iniciales.
Uno puede usar la cirugía como arma principal hasta la etapa III A, pero dentro de un tratamiento multimodal, que involucra a las nuevas quimioterapias, anticuerpos monoclonales e inmnuterapia, y nuevos sistemas de radioterapia, entre los que están la tomoterapia y la cibercirugía”.
Estos avances han incrementado el tiempo de sobrevida de los pacientes, aun cuando la mortalidad no ha disminuido, según el Dr. Salguero. “Antes era difícil ver a un paciente con cáncer avanzado sobrevivir más allá de ocho meses y hoy en día nos ha tocado ver que su sobrevida se extiende por dos o tres años gracias a los nuevos medicamentos, que no todos pueden recibir. Hay que hacer estudios genéticos o de marcadores tumorales antes, con el objetivo de determinar si una persona es apta o no para su aplicación”.